En París nos alojamos en casa de un amigo que esta de vacaciones en California y que tiene muy buena fe, porque la última vez que estuvimos en su casa allanamos la morada del vecino en una acción surrealista que solo se nos podía ocurrir a nosotros (lo explicaré otro día porque no tiene desperdicio), bueno pues eso, que a pesar de nuestros antecedentes nos volvió a prestar el piso (esta vez se que será la ultima la amistad tiene sus límites).
Pues la historia es que llegamos, nos duchamos, nos fuimos a comprar al supermercado ( el supermercado de al lado de casa de nuestro amigo es el paraíso del consumidor y yo soy el paradigma de la consumidora, una orgía vamos!) y cuando subimos pensamos: “Misión cumplida!! Vamos a tomar una cervecita “y como yo soy muy precavida cerré todo a cal y canto.
Cuando volvimos la puerta decidió no abrirse, después de hacer un montón de ruido ( aporreando la puerta y gritando “ábrete maldita”) empezaron a salir vecinos cuando les convencimos de que no llamaran a la policía, empezamos a buscar soluciones ¿llamar a un cerrajero? En verano, viernes y por la noche imposible. ¿Subir a la ventana? Estaba cerrada. Finalmente, un vecino nos explicó que su hijo era bombero y si queríamos podía trepar a la ventana y romper el cristal. Vinieron el hijo y su novia que parecía muy disgustada (normal por otra parte) después de discutir acerca de la ética de la cuestión (a fin de cuentas no sabían si habíamos secuestrado al dueño del piso y lo teníamos troceado en la bañera) el bombero se encaramó a la ventana en un plis-plas y....
Pues la historia es que llegamos, nos duchamos, nos fuimos a comprar al supermercado ( el supermercado de al lado de casa de nuestro amigo es el paraíso del consumidor y yo soy el paradigma de la consumidora, una orgía vamos!) y cuando subimos pensamos: “Misión cumplida!! Vamos a tomar una cervecita “y como yo soy muy precavida cerré todo a cal y canto.
Cuando volvimos la puerta decidió no abrirse, después de hacer un montón de ruido ( aporreando la puerta y gritando “ábrete maldita”) empezaron a salir vecinos cuando les convencimos de que no llamaran a la policía, empezamos a buscar soluciones ¿llamar a un cerrajero? En verano, viernes y por la noche imposible. ¿Subir a la ventana? Estaba cerrada. Finalmente, un vecino nos explicó que su hijo era bombero y si queríamos podía trepar a la ventana y romper el cristal. Vinieron el hijo y su novia que parecía muy disgustada (normal por otra parte) después de discutir acerca de la ética de la cuestión (a fin de cuentas no sabían si habíamos secuestrado al dueño del piso y lo teníamos troceado en la bañera) el bombero se encaramó a la ventana en un plis-plas y....
Bueno, pues eso.
( por fin conseguí estar un ratito encerrada con un bombero cachas de veinte años pero se limitó a enseñarme los cristales esparcidos para que no nos cortáramos, “suspiro”)
3 comentarios:
Ja ja ja
Besos desde el piso anallado.
Si vuelvo a ver al bombero te lo haré saber
Tápate que tiene que hacer frío sin ventanas.
jjj
TQM
Increïble... Jo vull saber què li vau fer la primera vegada. Això és un amic, eh?
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