Cuando nos casamos hicimos el viaje de novios a Cerdeña, y como éramos un poco bobos y estábamos muy enamorados prometimos volver a la isla a celebrar nuestro tropecientos mil aniversario.
Esto veíamos desde la habitación del hotel.
A beber.
A cenar (mención aparte y seria merece el restaurante de esta cena Andreini ¡fantástico!)
A pasear.